jueves, 8 de enero de 2015

Carta hacía el Cielo



Querido Tío:
Hace tan solo unos días hemos empezado un nuevo año y con esta carta finalizo el año anterior, un año de buenas y malas cosas, en el  que conocí a gente maravillosa y en el que también te perdí.

Todo lo malo tampoco es tan malo ¿no?, si te fuiste  sería porque te llegó el momento de descansar y ahora es mi momento de agradecer todo lo que has hecho por mí.

Cuando te marchaste me sentí como si tuviera ébola, estaba destrozada por dentro, me sentía débil y no quería que nadie se acercara a mí. También me siento feliz por haber estado a tu lado desde que nací, porque tú fueras como mi padre y estuvieras esos 16 años a mi lado, apoyándome y enseñándome a ser una mejor persona.

Tú me has salvado  en una barca como si de un diluvio universal se tratara. O también a no caer en el fuego enseñándome lo que era lo bueno y lo malo. Y perdonándome en mis errores.

Sabes que nunca olvido tu voz cantando y alegrando la casa, era algo que jamás pensé que un día echaría de menos.

Gracias por soportarme y cuidarme cuando más lo necesité.



Fr: Desirée


Posdata: Nunca olvides quién eres ni de dónde vienes.



No hay comentarios:

Publicar un comentario